jueves, 20 de marzo de 2008

Jim, el guía de la muerte

La vida es una sucesión de actos y consecuencias de los cuales te puedes arrepentir o no ,pero la verdad, es que todo esta fuera de tu control, así que mas da, arrepentirse o no, yo desde luego no me arrepiento de nada en absoluto.

Esto que acabo de decir no significa nada y menos después de haberme volado la tapa de los sesos. Al final todo queda en el vació mas absoluto, al igual que nuestras almas sacadas de enormes pozos de basura. De echo empecé a entender la vida después de cargarme a todo ese puñado de almas que creían estar vivas, y todo ello gracias a Jim, mi mentor, el hombre que sacudió mi interior e hizo que saliera para mostrarle al mundo que la muerte después de todo es solo una palabra creada para atemorizarnos sobre lo que viene después de lo que ellos llaman vida. Pero como dice Jim, la muerte, no la palabra sino el echo de morir no solo te libera de este mundo absurdo sino que te purifica como ente.

Y ahora con el cañón del silenciador de mi walter PPK enganchado a mi sien pienso en todo ello y sobre todo en Jim, ese caballero oscuro que me guió hacia el túnel de la esperanza y la vida.

Cuando me encontré con el por primera vez ni siquiera savía quien era.

Me encontraba en una fiesta de alcohólicos anónimos, yo de echo no era alcohólico , al menos no como aquellos, pero en esas fiestas puedes privar por la gorra. lo único que tienes que hacer después de beberte una botella entera de wiscky es sentirte arrepentido, cosa que yo fingía muy bien. La fiesta era en casa de uno de esos borrachos arrepentidos a los que ni siquiera conocía, me enteré de la fiesta por un cartelito enganchado en la entrada del hospital donde mensualmente voy hacerme una revisión anal. Es lo que tiene ser gay.

En un momento de la fiesta, mientras jugábamos a ver quien se metía mas wisky de un trago, alguien desde el fondo del pasillo se acercó hacia mi. No lo había visto nunca , el sujeto en cuestión era alto, estilizado, con una larga melena castaña, bestia todo de cuero negro y con la camisa abierta enseñaba su pecho lleno de un espeso pelaje negro. Pude ver sus ojos de demonio que se dirigian hacia mi. Se paró justo enfrente de mi y empezó a hablarme mientras se contorneaba como una puta serpiente. No tengo ni idea de que coño me decía, o el iba demasiado borracho o yo demasiado poco, el caso es que me lo quedé mirando como si estuviera hipnotizado y luego poté encima de los borrachos arrepentidos que estaban alrededor de la mesa. Lo último que recuerdo de aquella noche es que me cogieron entre todos y me tiraron como si de un trapo viejo se tratara a la calle, levante la cabeza por un instante y pude verle otra vez contorneándose como una puta serpiente de cascabel, luego perdí el sentido.



Los días pasaron desde aquella fiesta salvaje de borrachos arrepentidos pero mi interés por aquel personaje con movimientos de serpiente no cesó. Aquel caballero de la oscuridad que intento comunicarse conmigo pero que yo estaba poco borracho o el lo estaba demasiado como para entenderlo.

Un día paseando por el centro de la ciudad pasé por casualidad por delante del aparador de una tienda de discos y allí lo vi. Su careto estaba impreso en la caratula de un disco de vinilo. Entré a la tienda y pregunté a la dependienta donde podría encontrar al hombre que salía en la caratula de aquel vinilo. Ella me miró como un bicho raro y luego me preguntó si se trataba de una broma o de alguna cámara oculta, yo le conteste que no, que de verdad lo quería saber y ella mirandome aun peor que al principio me dijo que aquel hombre por el que yo preguntaba se trataba de Jim Morrison y que hacía muchos años que había muerto. Me quedé como una estatua en medio de la tienda, me puse pálido y empece a sudar. ¿Desde cuando tenía visiones de muertos? y porqué se me apareció a mí si ni siquiera sabía quien era? pero lo más importante de todo ¿que me intentaba decir aquel día?.

Aquello me obsesionó de tal manera que empecé a documentarme sobre el y su grupo "The Doors" ademas de comprar y escuchar todos sus discos. Cualquiera que viniera a mi casa pensaría que era el fan número uno de Jim Morrison y "the Doors". Pero a pesar de todo seguía sin entender nada hasta que un buen día caí en la cuenta que la única manera de entender a Jim era ponerse en su lugar, osea, colocarse hasta las cejas y eso es lo que hice.

Empecé a beber como uno de aquellos borrachos arrepentidos, luego mezcle alcohol y porros de marihuana, luego alcohol, porros y pastillas además de setas y otros alucinógenos, luego alcohol, porros, pastillas, alucinojenos y cocaina , y ya para terminar me volví un autentico adicto al caballo. Me llebó mis meses adicionarme a todas esas substancias pero al final lo conseguí, pero lo que no conseguí es que Jim se volviera a manifestar, creo que hablé con Elvis, Joey Ramone y algunos mas pero Jim no apareció. Entonces lo comprendí todo, lo que Jim buscaba es que tocara fondo y ese día, el día que estuviera undido definitivamente en la mierda volvería para hablarme así que seguí drogándome a un ritmo vertiginoso, eso no suponía ningún problema para mí, todo lo contrario.

Pasaron los meses y los años y al fin toqué fondo, lo supe cuando me ví tirado en un callejón entre cartones, con unas greñas que me llegaban a los hombros, una barba frondosa llena de comida resecada y un billete enganchado por la sangre reseca en uno de los orificios de mi nariz. Jim tenía que aparecer tarde o temprano y cuando pensaba eso el muy cabrón se me apareció de nuevo. Me cogió con sus manos de los hombros y me levantó, luego se fundió en un abrazo conmigo y volando subimos hasta las estrellas. Allí, en la soledad del universo nos fundimos en un beso con lengua. El universo era totalmente nuestro, podía tocar las estrellas pero lo que toqué fue la enorme polla de Jim, luego Jim me cojió la cara con sus dos manos y me dejó caer al vacío. Caía en picado, las estrellas desaparecieron de mi vista, luego eran nuves, luego edificios y luego caí en un charco negro, la densidad del líquido que formaba el charco era como la del petroleo por lo que aunque lo intentara con todas mis fuerzas me un día sin remedio alguno. Llego el momento que estaba totalmente sumergido y ya no podía contener más la respiración así que tragué de aquel líquido pero no era petroleo sino Jagermeister así que empecé a tragar como el borracho en el que me había convertido hasta bebérmelo todo. Acabé inflado como un globo, Jim se acercó a mi, se agachó y me bajó los pantalones, mi polla estaba totalmente erecta cuando Jim empezó a chuparmela. Me corrí a los pocos segundos pero en vez de semen Jim se tragó todo el Jagermeister que me había bebido. Ahora volvíamos a estar frente a frente, Jim volvía a menearse como una serpiente de cascabel mientras me hablaba y ahora su mensaje si que me llegaba con claridad, lo que me estaba diciendo era que debía liberarlos de la muerte entregandosela y me daba un día para realizar mi cometido, luego el , yo y todas mis futuras víctimas nos uniriamos para formar uno solo. Mi misión estaba clara, muy clara. Luego me desmayé.

Cuando desperté estaba desnudo y metido en la bañera de mi lavabo. Salí de esta y me miré al espejo, alguien me había afeitado la barba y me había dejado un traje negro muy bien doblado encima de la tapa del váter. Me puse el traje y me dirigí a mi habitación, allí , en mi cama estaba durmiendo plácidamente mi novio Robert y a su lado en mi mesilla de noche alguien había dejado una revolver con silenciador. Me acerqué a ella lentamente y entonces volvió a aparecer Jim, cojió el arma y le quitó el cargador, luego sin dejar de mirarme empezó a meter en el cargador una a una las balas que hiba sacando de su boca, lo introdujo en el arma y la amartilló a continuación me dijo "elige bien a las personas porque cabalgaras con ellas eternamente" y se volvió a esfumar.

Ahora estábamos solos Robert, la walter PPK con silenciador y yo. Robert se dió la vuelta aun dormido, estaba completamente desnudo y su miembro totalmente erecto, en aquel momento pensé en chupársela pero en vez de eso le disparé entre los ojos y en el pecho. Lo mas curioso de todo es que aun estando muerto Robert todavía la tenía empinada así que se la chupe un rato.
Mientras caminaba por la calle me di cuenta de que la gente me miraba raro. Primero pensé que el arma me abultaba demasiado en los pantalones pero me di cuenta de que no se trataba de eso, lo que miraban realmente era a un hombre con traje negro que no llevaba camisa ni zapatos, iba completamente descalzo, el simple echo de no haberme dado cuenta antes ya era un gran avance.
Una mujer con un carrito de bebé se me quedó mirando como si hubiera visto un fantasma, parecía buena persona así que le disparé en medio de la cara, la sangre me salpicó en mi cara y en mi pecho, a continuación dispare contra el carrito del bebé, el pobre tenía derecho a seguir con su madre. La gente de alrededor empezó a gritar desesperadamente, corrían para todos los lados y yo me quede quieto al lado del cadáver de la madre y su bebé, eran unos cadáveres preciosos.
Me metí en un callejón oscuro y caminé como una media hora sin ver ni oir a nadie y de repente se me cruzó una monja, me miró inquisitivamente y cuando vió la sangre empezó a gritar, volví a sacar mi arma y le enganche el cañón del silenciador en su ojo derecho y le dije " tu dios ya te recogerá en su momento porque yo no quiero que me acompañes". La monja se quedó paralizada como una estatua y yo proseguí mi camino.
Ahora ya ni me molestaba en esconder mi arma, para que?. Un loco se me acercó corriendo y me dijo que lo liberara de la tiranía del mundo y es lo que hice, le disparé en el corazón y continué caminando hacia un destino ya de sobras conocido.
Fui a casa de mis abuelos y les disparé mientras echaban la siesta, disparé a mi ex novia , encañoné y fusilé a dos niños que jugaban a canicas en medio de una placeta, liquidé a un perro abandonado, y así fui matando hasta bien entrada la noche a todo aquel que creía debía unirse con nosotros.
Me senté en un banco de una plaza para descansar, el agotamiento inundaba mi ser y fue entonces cuando escuché un montón de sirenas de coches policías que se dirigían a la plaza, estaba claro, había llegado el momento pero antes maté a una puta que pasaba por allí. Después de observar su cadáver durante unos minutos me apunte a mi cabeza y así es como he llegado a la situación actual.
La policía me tiene rodeado y me están apuntando con sus armas, la pregunta que me hago en este instante es ¿me apuntan para matarme o me apuntan para impedir que me mate? En tal caso sería una completa estupidez.
El silencio se apodera del mundo que me rodea, ya no oigo las sirenas, solo oigo mi respiración y por primera vez en mi vida siento paz. Suenan unos truenos, empieza a llover y noto como las gotas acarician mi cara, mis manos , mis pies, ahora, ahora es el momento, aprieto el gatillo......
Todo parece pasar a cámara lenta, noto la bala como atraviesa lentamente mi cerebro y veo a Jim completamente desnudo montando un caballo blanco y marrón acercándose a mí y gritando "Jodeos vosotros que aun estáis vivos".
Jim a cumplido su promesa, todos los que liberé incluido yo mismo ahora somos el y el es nosotros. Observo mi cuerpo sin vida mientras el cavallo se eleva hacia los cielos eternos, la luz de la oscuridad y pienso y digo para que me oiga todo el mundo

"jodeos vosotros que aun estáis vivos"

un relato de David Meyhem

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