El coche se detiene. Zacarías baja de el y abre el maletero. En el interior la guerra de combate que se pone cuando va de caceria; sombrero de alas largas y anchas, gabardina de piel negra y un cinturón con dos pistoleras y una mágnum del calibre 44 en cada una de ellas. Zacarias se quita su chaqueta de pana y su cinturón, a continuación se pone el nuevo cinturón con las dos magnums y la gabardina negra. La mágnum del otro cinturón la saca de su pistolera y se la coloca metida en sus botas de vaquero gastadas.
Zacarías- Nos vamos de caza.
Zacarías se pone el sombrero que le ensombrece el rostro, haciéndolo aún más siniestro que antes.
Como en la vez que fueron a visitar a la mujer zombie, Gregorio se ha quedado al margen. Ahora está en el asiento de atrás del coche metiéndole mano al marido difunto de Asunción “la guarra”. Su mano acaricia la cara del cadáver, le pasa el dedo por los labios y luego lo mete en la boca, con la otra mano se acaricia su entrepierna. Su cara lo dice todo, está disfrutando, gozando como un perro en celo.
Silencio total, solo el gimoteo de Gregorio. El sonido de un taladro. Gregorio abre los ojos, mira por las ventanillas del coche pero fuera no hay nadie. Vuelve el sonido del taladro. Luego una risa histérica. Otra vez el taladro. Gregorio intenta ver alguna cosa pero fuera está todo oscuro. Silencio sepulcral. Gregorio oye el latido de su propio corazón. Se incorpora hacia el asiento del pasajero y abre la guantera del coche, busca algo, seguramente un arma pero no la encuentra. Vuelve el sonido atronador del taladro. Vuelve la risa histérica, ahora todo a la vez. El cristal trasero del coche se rompe. Los trozos de cristal roto saltan contra la el cuerpo de Gregorio y el difunto marido de Asunción “la guarra”.

Zacarías espera junto a Asunción que Angel abra la puerta. Les abre.
Angel- usted debe ser.....
Zacarías sin ni siquiera mirar al joven a la cara pasa por su lado dándole un pequeño empujón con el hombro. Angel se gira hacia él.
De espaldas a Agel, Zacarías desenfunda sus dos magnums.
Zacarías- donde está?
Angel- En el lavabo, al fondo del pasillo a la izquierda.
Cada paso que da con sus botas gastadas resuenan por todo el piso. Sus pasos són lentos pero seguros, su mirada fija en al fondo del pasillo, sus brazos firmes como el acero que sostiene con sus manos. Zacarías esta en su salsa, esta en su mundo.
Angel no le quita la vista de encima, lo mismo que Asunción “la guarra” que aún esta esperando a que Angel se aparte y la deje pasar adentro.
A llegado a la puerta del lavabo. De una patada la derriba. Ana levanta su cabeza ensangrentada como un guepardo que vigila que ningún león venga a por su comida. Seis disparos, todos entre ceja y ceja. El boquete de la cabeza de Ana no deja de manar sangre y sesos. Zacarías enfunda una de las pistolas y con la mano libre coje una de las piernas del niño, ya medio deborado, y lo levanta.

Zacarías pasa por el lado de Angel con el niño en la mano. Se lo entrega a Asunción “la guarra”. Luego mira a Ángel.
Zacarías-mañana me pasare a cobrarte.-se gira hacia Asunción, que mira lo poco que queda de su niño y piensa que Gregorio no le pagará demasiado por un cadáver así. Se enfada- Debemos irnos cuanto antes de aquí. Esta zona no es segura.

Angel está solo en casa. Ana está muerta y desangrándose aún el la bañera. Angel no ha podido comerse al niño. Tiene hambre. Desde que descubrió que es caníbal no ha comido nada. Se acuerda de Ana. No tendrá el mismo sabor que un niño pero para empezar no está nada mal.

Zacarías y Asunción cruzan con caminar rápido el pasillo que los lleva a la salida del edificio. Al fondo del pasillo, en plena oscuridad, donde nadie pude ver nada, una pequeña luz roja parpadea sin interrupción.


by David Meyhem